0-1: Un espeso Betis recibe demasiado castigo

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El Betis de Manuel Pellegrini perdió frente al Getafe en el Benito Villamarín y no consigue certificar de momento su clasificación matemática a Europa League. El conjunto bético tuvo las situaciones más claras de un partido muy cerrado; Omar Alderete a balón parado obtuvo el tanto azulón en su única llegada del partido.
Soporífera primera parte la protagonizada por verdiblancos y azulones en Heliópolis. Los pupilos de Pellegrini se hicieron con el dominio del balón sin ningún problema, pues el equipo de Bordalás se dedicó principalmente a defender y buscar algún contragolpe. Sin embargo, y protagonizando un abultado 71% de posesión, el Betis únicamente intimidó a David Soria con un disparo desde fuera del área de Canales (9’) y otro de Aitor Ruibal (29’) que pudo detener sin problemas el meta exsevillista. El conjunto verdiblanco mantenía constantemente el esférico, aunque atascado en la circulación y con dificultades para ser profundo. La situación más clara llegó al borde del descanso, cuando Ruibal, a pase de Pezzella, puso un maravilloso centro al corazón del área que Ayoze no llegó por centímetros a empujar a la meta.
La segunda parte, no obstante, sí estuvo más animada y el ritmo comenzó a aumentar. Pese al resultado final, el Betis fue quien mayores ocasiones de gol generó; la falta de acierto le impidió ponerse por delante cuando lo mereció. Comenzó, de hecho, el segundo asalto con un mano a mano en el que Ayoze no afinó (47’) y el posterior rebote que Juanmi quedó a centímetros de cazar, para resignación de los béticos. Juanmi (56’) y Ayoze (61’) también pusieron en aprietos a Soria, pero con menor claridad en sus situaciones.
Pese al claro dominio de los pupilos del Ingeniero, el Getafe de Bordalás se consiguió adelantar en el luminoso allá por el 68’ a través de Omar Alderete, que remató de forma impecable un saque de esquina botado por Luis Milla. El Villamarín se enfrió y la derrota local prácticamente se certificó con una cartulina roja a Pezzella por golpear en la cara de Portu después de despejar el balón. El equipo de Pellegrini lo intentó hasta el final sin generar peligro.