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Real Betis
De lateral o de extremo. En una banda o en la otra. Aitor Ruibal es capaz de competir y ofrecer un buen nivel en cualquier partido, en cualquier escenario y contra cualquier rival. Pocas veces sorprende, y nunca cuaja actuaciones inolvidables, pero siempre está disponible al servicio del equipo para hacerlo más consistente, resistente y expeditivo.
El lateral, carrilero, extremo o delantero catalán, porque además es el más polivalente del plantel, se ganó a base de sudor y trabajo un puesto en el Real Betis durante la pretemporada 2020/21. Mediante una intensidad pasmosa y un ritmo sorprendente, Aitor convenció a un Pellegrini que no dudó en otorgarle un dorsal del primer equipo después de que el canterano pasara por equipos como el Cartagena, Rayo Majadahonda o Leganés en calidad de cedido. Y el Ingeniero, como de costumbre, no se equivocó; Ruibal fue imprescindible esa campaña para que el conjunto verdiblanco fuese competitivo, sólido y mucho más resistente en fase defensiva, algo que necesitaba urgentemente, lo que le acabó convirtiendo en equipo de UEFA Europa League.
Ahora, el técnico chileno cuenta con Ruibal en diversos puestos, ya sea de lateral diestro o en cualquiera de las bandas, porque es consciente de que siempre va a competir. Al canterano verdiblanco no le importa su posición en el césped, ni cuántos minutos juegue, ni escenario o rivales: él nunca se arruga. Está dispuesto a entrar desde el banquillo aunque sea para estar diez minutos corriendo detrás del balón y sin tener un segundo de respiro. Pocas veces llega al sobresaliente, pero nunca suspende. Su capacidad competitiva y sus condiciones físicas le permiten no desentonar en cualquier escenario y ser una constante ayuda para los hombres de Pellegrini.
Aitor es uno de esos jugadores a los que no les importa lo que el míster les ordene. Él solo cumple indicaciones y deja hasta el último aliento al servicio del equipo. Para Pellegrini es oro puro, una apuesta segura por esta cuestión, porque es consciente de que nunca le va a fallar le pida lo que le pida. Solo por y para el colectivo: sin lucir en ningún caso, pero siempre aportando desde lo defensivo, el trabajo y el esfuerzo físico. En una banda o en otra, contra rivales de un nivel u otro, en casa o fuera; Aitor Ruibal se ha convertido en el soldado de Manuel Pellegrini.