El conjunto del Ingeniero recibe una merecida derrota en Vigo y cierra la primera vuelta como séptimo clasificado; las bajas de Guido, Chadi o Abde fueron determinantes, así como el pobre rendimiento de varios jugadores.
El Betis de Pellegrini cayó frente al Celta de Rafa Benítez (2-1) en el primer encuentro del nuevo año 2024. Los heliopolitanos cuajaron un mal partido y recibieron una merecida derrota. Iago Aspas desde los once metros y Swedberg pusieron los tantos gallegos, mientras Ruibal abrió en primera instancia el marcador para los andaluz.
El cuadro bético realizó una gris primera parte, como viene siendo habitual lejos del Villamarín. Los pupilos del Ingeniero apenas dominaron el duelo, no generaron ocasiones y desaprovecharon la ventaja inicial obtenida por Aitor Ruibal (6’). El lateral catalán rompió desde su costado para definir ante Guaita tras una buena asistencia de Isco, junto a Ayoze de los más destacados en clave verdiblanca.
Pese al tanto, y como ya sucediera frente a Getafe, Alavés o Granada, el Betis se dejó llevar y recibió el empate a los diez minutos, cuando Borja Iglesias cometió un absurdo penalti sobre Larsen por llegar tarde a la disputa. Aspas definió ante un Rui Silva que estuvo cerca de detener el lanzamiento. Con el empate, sólo un disparo de Mingueza desde la frontal (25’) y un fallido disparo de Assane Diao (45’) animaron discretamente el duelo.
En el segundo asalto, los celestes mantuvieron su correosa propuesta y acabaron venciendo al conjunto verdiblanco, que apenas produjo ocasiones de gol que intimidaran al oponente. Manu Sánchez (46’), Larsen (52’) y Carlos Pérez (63’) amenazaron a Rui Silva con varios disparos, mientras Pezzella (72’) y Ayoze (77’) estuvieron cerca de poner por delante a los verdiblancos.
El Betis, antes de encajar el gol de la derrota, recibió un importante aviso de los locales, a quienes les anularon un tanto de Larsen después de un barullo en el área por una falta clara de Aspas sobre Pezzella. Aunque los béticos se salvaron en esa situación, el gol del triunfo gallego llegó en el 96’, gracias a una rápida transición donde los de Pellegrini no estaban organizados; Williot Swedberg se plantó delante de Rui Silva, lo regateó con sangre fría, y definió a placer para éxtasis de Balaídos.