El Chimy Ávila cumple su cofrade promesa ... a medias

Ezequiel Ávila ha caído de pie en el Benito Villamarín. El argentino, llegado este invierno al club procedente de Osasuna, ha enamorado a la parroquia verdiblanca con su olfato goleador, su garra y entrega… y su adaptación a la ciudad.

Y es que este jueves el rosarino subió una foto a sus redes sociales visitando a la Virgen de la Macarena, comentando en la fotografía “Delante de la Virgen de la Esperanza, lo que más me conmueve de Sevilla. Pidiendo por mis hijos, por mi familia y por todos los béticos. Muchas gracias a la Hermandad de la Macarena por la acogida.” También aficionados béticos aprovechaban para hacerse fotos con el futbolista, anunciando “un nuevo fichaje para la Banda Centuria”.

Cómo confesó a su llegada a Sevilla, el delantero es una persona muy devota y guarda una especial devoción tanto al Jesús Cautivo (no al del sevillano barrio del Tiro de Línea, sino al malagueño, al cuál lleva en las espinilleras) como a la Virgen de la Macarena, pasión que comparte con Rubén Cousillas, segundo de Pellegrini y compatriota del punta. Aseguró que tenía pendiente visitar ambas imágenes religiosas, y que erán los próximos tatuajes que iba a añadir a la extensa lista que ya tiene.

El delantero se ha integrado perfectamente tanto en la ciudad como en el esquema de Manuel Pellegrini, y desde su llegada ya ha disputado cuatro partidos, tres de ellos como titular, y ha visto puerta en una ocasión, para abrir la lata en el partido frente al Athletic Club. Un gran rendimiento acompañado por una entrega que le ha valido un puesto en el once verdiblanco y que le ha valido el cariño del beticismo por su adaptación tanto dentro como fuera del campo.