La historia volvió a repetirse y el Atlético salió victorioso una vez más del Benito Villamarín (1-2), donde los colchoneros son el peor rival de los béticos de todo el Siglo XXI, pues solo han sido capaces de ganarles tres de los veinte partidos que han disputado, por seis empates y once derrotas.
El balance del Betis contra el Atlético de Simeone es aún peor, pues suma una sola victoria, cinco empates y dieciséis derrotas con la de este domingo, en un partido que pudo tomar un rumbo muy distinto si a los 48' Estrada Fernández desde el VAR no anula un gol a Luis Henrique por un apurado fuera de juego de no más de medio frame, que el juez de línea en principio concedió.
Sólo cinco minutos después de esa jugada Antoine Griezmann anotaba un gol olímpico desde la misma esquina en la que Nabil Fekir se lo hizo al Sevilla en el último derbi copero, tras cuya celebración quedó suspendido el partido por el famoso palo de PVC lanzado a Joan Jordan.
El meta bético Rui Silva -otras veces salvador- no tuvo una tarde afortunada, ya que poco después del gol de córner directo, encajó por debajo de las piernas el 0-2, también obra de Griezmann, que ponía en clara ventaja a un Atlético que para nada había sido mejor que el Betis hasta que el primer gol de la tarde subió al marcador.
Pellegrini se la jugó con Fekir, recién salido de lesión, ya con el 0-2 en contra a falta de quince minutos y el choque cobró de nuevo emoción al acortar distancias el franco-argelino con un extraordinario gol de libre directo en el 83', solo un par de minutos después de que Gil Manzano dejara sin sanción otra falta muy clara en la media luna sobre el propio Fekir.
Alex Moreno tuvo el empate en el 90', pero estrelló un cabezazo en el larguero, y al Betis no le dio tiempo para mucho más, entre otras cosas porque el descuento decretado -cuatro minutos- fue ridículo en los tiempos que corren, con nueve cambios y un parón por el VAR, lo que provocó la fuerte protesta de la afición bética. A la mayoría de los árbitros se les ve el plumero a la hora de aplicar descuentos largos o cortos, según interese, y Gil Manzano y su cuartero no iban a ser una excepción.