Manuel Ruiz de Lopera, un personaje que despertó filias y fobias en el Real Betis

Pepe Elías hace 1 mes 641
Manuel Ruiz de Lopera, durante la boda de Joaquín y Susana con la Copa ganada en 2005, con Denilson y Alfonso, y entrando los juzgados.- M.G.

Una Copa del Rey y un subcampeonato, una clasificación para la Champions, dos ascensos y dos descensos jalonan la trayectoria del empresario del Fontanal durante su larga etapa en el club verdiblanco, en la que se alternaron notables éxitos y sonados fracasos bajo su particular mandato.

Manuel Ruiz de Lopera entró a formar parte de la directiva del Real Betis Balompié en el otoño de 1991, meses antes de la transformación del club en SAD el 30 de junio de 1992, fecha a partir de la cual acaparó el control de la mayoría de las acciones y se hizo con el poder absoluto, hasta que las vendió a Luis Oliver por 16 millones de euros en julio de 2010 acuciado por los problemas económicos, deportivos y judiciales. El 28 de julio de 2017, y tras una maraña de procesos judiciales, firmó un acuerdo para devolver las acciones a los béticos a cambio de 14 millones de euros (a los peñistas béticos les llegó a pedir 60 millones en 2007) y librarse de la pena de cárcel que le reclamaban en los juzgados. Este Sábado de Pasión, con 79 años y casi a los 33 de su desembarco en el Real Betis, Lopera ha pasado a mejor vida.

Marzo de 1991, las primeras noticias de Lopera

La primera vez que escuché hablar de Manuel Ruiz de Lopera fue el 30 de marzo de 1991 en boca de Pepe León, en una taberna de la localidad guipuzcoana de Deva, donde, en compañía del periodista Manolo Rodríguez, nos detuvimos a almorzar camino Donosti (veníamos del aeropuerto de Bilbao) para presenciar un Real Sociedad-Real Betis del tramo final de la infausta temporada 1990/91 en la que el Betis volvió a descender, tras haber ascendido el año anterior con Paco Corbacho y Julio Cardeñosa en el banquillo y los goles de Pepe Mel.

El Betis, entonces presidido por Hugo Galera, atravesaba, una vez más, por una situación crítica en lo económico y lo deportivo, se avecinaba la transformación del club en SAD y se necesitaba músculo financiero para hacer frente a una suscripción de capital que al final se fue por encima de los 1.175 millones de pts, la segunda más alta de todo el fútbol español. 

José León, que ya en 1969 había sido presidente del Betis y había estado vinculado a la directiva del club en diversas etapas durante los treinta años anteriores, nos habló entonces de "un personaje adinerado que puede ser la solución a los males del Betis": Manuel Ruiz de Lopera, todo un desconocido para la mayoría, aunque ya se había dejado ver a finales de los setenta entre los ‘hombres de fútbol’ próximos al Betis, primando en algunas ocasiones a los jugadores propios con electrodomésticos de última gama (los vendía a plazos) o incluso a los de los equipos rivales, lo que no evitó en 1978 el descenso a Segunda división pese a unos maletines que paseó por media España junto a un técnico de la cantera del club.

Pocas semanas después de esa confidencia que nos hiciera Pepe León en Deva, Lopera acude a una junta consultiva por vez primera junto a otros ‘notables’ de la época. En julio de 1991, poco después de consumarse un anunciado descenso -el equipo estuvo en el pozo de la clasificación desde la tercera jornada- entra Pepe León en la directiva del Betis, que preside Hugo Galera. Y el 17 de diciembre de 1991 Lopera, que ya era directivo desde poco antes, da un golpe de mano contra el vicepresidente económico Manuel Romero  en el transcurso de una reunión de la junta directiva y toma el control económico de la entidad con sus avales y sus canalizaciones. 

El 8 de diciembre de 1991 había realizado su primer viaje como directivo, a Lleida, donde el Betis de Jarabinsky, con Trujillo de portero, encajó un sonrojante 6-2 que no fue más que el reflejo de una triste temporada que empezó con Jarabinsky y acabó con Mesones y en la que el Betis perdió la promoción de ascenso a Primera ante el Deportivo justo días antes del 30 de junio de 1992. 

En 1992 se hace con el Betis y en 1994 lo sube y alcanza sus mejores cotas con Serra 

Tras un proceso de transformación en SAD lleno de vicisitudes y luchas internas, Manuel Ruiz de Lopera se hace con el control del Betis, que en la 1992/93 volvió a fracasar, con D’Alessandro en el banquillo, en su intento de volver a Primera, lo que también llevaba camino de ocurrir en la 1993/94 con Kresic de entrenador, hasta que un 28 de febrero de 1994 llegó Lorenzo Serra Ferrer a Heliópolis y la historia se empezó a reescribir.

Con Serra el Betis subió como un cohete en Burgos en mayo de 1994, acabó tercero la Liga en 1995, fue octavo en 1996 y cuarto y finalista de Copa en 1997 -año en el que el eterno rival, el Sevilla FC, bajó a Segunda-,  ante el FC Barcelona, club al que se marcharía el técnico balear al recibir una millonaria oferta de José Luis Núñez para ser director del fútbol base del club azulgrana, a cuyo primer equipo luego llegó a entrenar, con escaso éxito, cuando Joan Gaspart accedió a la presidencia tres años después.

El fichaje de Denilson, la espantá de Aragonés Tras la marcha de Serra, el Betis inició su particular cuesta abajo pese a haber gastado muchos millones en futbolistas -el de Denilson llegó a ser en su momento el traspaso más caro de la historia-, aunque en 1998 Luis Aragonés logró clasificarlo de nuevo para competiciones europeas al ser 8º, a un punto del Atlético y cuatro del Real Madrid.

Ese mismo verano de 1998, Luis Aragonés se hartó de las promesas incumplidas de Lopera y abandonó el equipo en plena pretemporada (ya hizo algo parecido en 1981). Cogió las riendas Vicente Cantatore, que dimitió tras siete jornadas y dio paso a Javier Clemente, con el que el equipo -con Finidi, Denilson, Prats, Filipescu y un mermado Alfonso por las lesiones- solo pudo ser undécimo en 1999, tan lejos del descenso como de las posiciones europeas que el Betis había frecuentado desde 1995.

El descenso de 2000 de la mano del Sevilla FC En la temporada 1999/00 llegó la debacle: el Betis se fue a Segunda de la mano de Griguol y Hiddink, acompañando al Sevilla FC, que entre 1997 y 2001 militó tres temporadas en la categoría de plata y una en Primera división. Los dos eternos rivales bajaron y luego subieron juntos en la 2000/01, en el caso bético de la mano de Luis del Sol y Paco Chaparro, que suplieron a Fernando Vázquez en el segundo tramo de la temporada.

En la 2001/02 el Betis completa una gran temporada con Juande Ramos -acabó 6º- que no siguió por sus desavenencias con Lopera. En la 2002/03, el primer año de Víctor Fernández, el equipo ilusiona, aunque va de más a menos y acaba 8º y fuera de competiciones europeas (a dos puntos del 6º, el FC Barcelona). En la 2003/04 el Betis es 9º y por vez primera en la era Lopera acaba clasificado por detrás del Sevilla FC -que fue 6º- en Primera división. 

Los primeros grupos opositores antes de la exitosa campaña 2004/05, otra vez con Serra Por entonces empiezan a surgir las primeros grupos opositores a Lopera al tener constancia de irregularidades en su gestión. Serra vuelve al banquillo en el verano de 2004 tras haber finalizado un par de años antes su periplo en el FC Barcelona y firma una de las mejores temporadas de la historia: hace al equipo campeón de Copa y lo clasifica para la Liga de Campeones 2005/06. Por entonces Lopera ya ha tenido serios problemas con Hacienda y las discrepancias con Serra tras ganar la Copa empiezan a aparecer pronto por la escasa disposición económica del club para reforzar el plantel con jugadores de garantías (ese año llegaron Rivera, Miguel Ángel, Óscar López, Xisco, Nano…). El punto de inflexión se produce en diciembre de 2005, durante el partido de Liga de Campeones contra el Anderlecht la afición canta “Lopera baja al campo y mete un gol” y el del Fontanal se lo toma como una ofensa personal. Tras el partido anuncia que no volverá más al palco del estadio que lleva su nombre "para no ser un estorbo y para que así todos los béticos estén pendientes de animar al Betis".

La ruptura social y cuatro años seguidos rondando el descenso La relación entre Lopera y la afición bética ya no volvió a ser igual desde ese día, la ruptura social era un hecho, los béticos empiezan a agruparse y movilizarse, las juntas de accionistas pasan a ser extremadamente tensas y hasta violentas, las demandas se suceden en los juzgados, aparecen supuestos ‘compradores’ por doquier y el Betis inicia una espiral de malos resultados que lo tuvo durante cuatro años seguidos merodeando las posiciones de descenso, en 2006, 2007, 2008 y 2009 -mientras el Sevilla FC se dedicaba a ganar copas, una tras otra-, hasta quye se consumó un nuevo descenso -con 42 puntos, como el anterior- en la última jornada de Liga 2008/09 al no pasar del empate en casa ante el Valladolid en la última jornada.

Tras el descenso de 2009 los béticos protestaron en masa en la multitudinaria manifestación del 15-J, en la que se dieron cita más de 65.000 personas en las calles reclamando la marcha de Lopera y un Betis libre. Un año después, tras fracasar en el intento de volver a Primera y con el club endeudado hasta las cejas, Lopera decide quitarse de en medio y darle el pase de las acciones a Luis Oliver, a quien le vende el 51,34% por 16 millones de euros, a pagar en cinco años. La juez Alaya paró en seco esa operación, embargó las acciones y puso a un administrador judicial -Gómez Porrúa, que falleció a los tres meses, luego estuvieron Bosch y Estepa- y a Rafael Gordillo a velar por los intereses del Betis que siete años después de esa venta y tras una interminable sucesión de pequeñas batallas ganadas en los juzgados, volvió integramente a manos de los béticos tras un largo periplo que se remonta a junio de 1992.

El acuerdo con el Betis de julio de 2017 A las 00.31 horas del viernes 28 de julio de 2017 el Real Betis hizo oficial, mediante un comunicado publicado en su página web, el acuerdo suscrito en una notaría del centro de Sevilla con Manuel Ruiz de Lopera y Luis Oliver que ponía fin a casi una década de judicialización y retornó al club el 51,34% de acciones, que luego fueron vendidas entre los abonados y accionistas.

El comunicado íntegro publicado por el Betis decía lo siguiente: "El consejo de administración del Real Betis Balompié quiere comunicar a los béticos la firma hoy de un acuerdo histórico para el futuro de la entidad. El Real Betis Balompié, Manuel Ruiz de Lopera, Farusa, Luis Oliver Albesa, Bitton Sport, la asociación Liga de Juristas Béticos, la asociación de béticos de base Por Nuestro Betis y la mayoría de los demandantes en el Juzgado Mercantil sobre la nulidad del 31 por ciento de las acciones del Club han rubricado esta noche un acuerdo para lograr apartar a la entidad de la litigiosidad en la que vive desde hace muchos años. Un proceso ya cerrado en el que todas las partes han subordinado sus posiciones al beneficio único y exclusivo del Real Betis Balompié y de los béticos. Con esta firma se logra centrar el objetivo del Real Betis Balompié en el plano deportivo, eliminando la prolongada pugna en los juzgados que ha dificultado de manera evidente el crecimiento del Club. Además, se da un paso definitivo hacia el objetivo marcado por el beticismo desde hace años, lograr que el capital social del Real Betis Balompié quede lo más repartido posible entre sus accionistas y abonados. El acuerdo contempla la creación de una comisión que definirá el procedimiento público y transparente por el que el 51 por ciento de las acciones del Real Betis Balompié será puesto a disposición de los accionistas y abonados béticos. En esta comisión participarán el Real Betis Balompié, Farusa, la LJB y PNB. Una vez definido este proceso, el consejo de administración convocará una junta general de accionistas en la que los accionistas béticos podrán ratificar el acuerdo y aprobar este procedimiento de venta de acciones. Dado por cerrado este importante capítulo, el Real Betis Balompié y su consejo de administración se centrarán en el crecimiento deportivo, social y económico de la entidad para conseguir su único fin, poner al Real Betis Balompié en su conjunto a la altura de su inigualable afición".

Desde ese día, Lopera, ya sin acciones del club, pasó a un discretísimo segundo plano, sin apenas comparecencias públicas. A comienzos de 2024 truvo que ser ingresado de urgencia por unos problemas intestinales, de los que recayó en febrero. Hace unos días fue trasladado de la Clínica Santa Isabel a su casa, donde falleció este Sábado de Pasión. Con él se va buena parte de la historia reciente del Real Betis, con sus glorias y sus miserias, que de todo hubo durante su larguísimo mandato.   

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