Tomás Calero pone fin a su etapa en el Real Betis, al que llegó hace casi cuarenta años
Este viernes 29 de diciembre de 2023 ha sido el último día en la relación laboral del doctor con la entidad verdiblanca, a la que llegó a finales de 1986.
Este viernes 29 de diciembre de 2023 ha sido el último día en la relación laboral del doctor con la entidad verdiblanca, a la que llegó a finales de 1986.
El doctor Tomás Calero, que llegó al Real Betis a finales de 1986, bajo la presidencia de Gerardo Martínez Retamero, ha puesto fin este viernes 29 de diciembre de 2023 a su vínculo profesional con el club verdiblanco, al que llegó recién licenciado hace cerca de 40 años y al que ha estado vinculado cerca de 30 años en diversas etapas, por lo que no habrá podido evitar soltar hoy un par de lagrimones cuando ha abandonado por última vez las instalaciones del club verdiblanco.
Calero dejó de ser jefe de los servicios médicos del primer equipo en 2017 -su cargo lo ocupa actualmente el doctor José Manuel Álvarez- pero ha seguido vinculado desde entonces a la entidad verdiblanca, principalmente en labores de cantera, y ahora, dos años antes de su jubilación, ha llegado a un acuerdo amistoso para poner fin a su relación profesional, lo que le permitirá dedicar más tiempo al Centro de Salud Deportiva (CSD) que dirige en el Hospital Vithas de Castilleja de la Cuesta y su trabajo en la RFEF como médico de las distintas selecciones femeninas de fútbol, a las que acompaña en muchos partidos y desplazamientos.
Calero, natural de Córdoba, se licenció en 1984 y luego se especializó en medicina deportiva en París y en traumatología deportiva en Montpellier. Hizo prácticas en el Paris Saint-Germain y estaba en Montpellier cuando lo llamó Ángel Formoso, ex médico del Betis, para que sustituyera a los doctores Monge y Benavides, que mantenían una tensa relación a consecuencia de las lesiones del portero Salva y el centrocampista Reyes, hoy en labores de coordinación de la cantera. Su primera etapa en el Real Betis comenzó en 1986, con Luis del Sol de entrenador y Vicente Montiel de masajista, y acabó en 1991, con Hugo Galera de presidente, debido a la crisis económica por la que atravesaba el club. Calero regresó en 1998, ya con Lopera al frente, por iniciativa de Luis Aragonés y el doctor Ramón Cansino y desde entonces ha estado vinculado de manera ininterrumpìda al Real Betis.
Como médico de la primera plantilla, Calero vio pasar a 35 entrenadores -el último fue Quique Setién- y centenares de futbolistas. Trató lesiones gravísimas o casi irreversibles (los tendones de Aquiles de Gaíl, Calderé y Capi, el pubis de Rivas, las rodillas de Vidakovic, Odonkor, Alfonso, Dani...). Vio morir a Miki Roqué y también salvó la vida al centrocampista de la UD Salamanca Miguel García un frío domingo de octubre de 2010 en la capital charra, cuando sufrió un infarto y una parada cardiorrespiratoria durante un partido frente al Real Betis, del que ya es, sin duda, parte importante de su historia y ha tenido ocasión de dejar infinidad de amigos a lo largo de tantos años de profesionalidad y bonhomia.