Sandro confirma el cambio de tendencia

Las Palmas es un equipo revitalizado. La llegada de Diego Martínez ha dado un nuevo aire a un conjunto insular que, con una nueva victoria ante un Valladolid hundido, ya ha ascendido hasta la zona media de la clasificación.
Es un equipo nuevo, con mucha más confianza y eso se escenifica en la figura de Sandro. Nada queda de aquel jugador negado con el gol, ahora es un futbolista que balón que toca, ocasión de peligro que genera. Y del estadio se marchó con dos goles y con una sociedad ilimitada con Fábio Silva.
Demostró una mejor cara el Valladolid que en las últimas semanas, pero sigue siendo insuficiente para sacar resultados positivos. A la espera de un capitán que dirija un barco a la deriva, los blanquivioletas al menos plantaron cara a un equipo al alza.
Esta ha sido, quizás, la peor victoria de Diego Martínez desde su llegada, o al menos la que menos se ha merecido. Pero si algo ha demostrado es ser un equipo muy sólido al que le cuesta hacerle ocasiones y que aprovecha las que tiene.
La sociedad Fábio Silva-Sandro puede dar muchos réditos. Más aún si justo por detrás hay un mago con el balón como Moleiro. El mediapunta volvió loca a una defensa que no sabía cómo pararla. Y es que por sus pies llegó el primero de la tarde. El '10' regateó, se marchó de dos, llegó hasta línea de fondo y puso un pase que, finalmente, remató Sandro a las mallas ante la pasividad de la defensa y de Hein.
Poco a poco, el Valladolid fue aterrizando en el partido, aunque sin llegar a generar un peligro excesivo. De hecho, se encontró con el empate cinco minutos después de empezar a atacar, justo antes de pasar por vestuarios. Marcos André aprovechó un cabezazo de Sylla para devolver la igualada al marcador.
Después de varios, muchos minutos en los que el juego brilló por su ausencia, con más interrupciones que pases, Las Palmas volvió a coger el timón del partido. Y es que quien tiene más ocasiones tiene, a su vez, más probabilidades de llevarse el partido.
Sandro de nuevo, con una confianza no vista desde su etapa en el Málaga, se sacó un zurdazo imparable a la escuadra más lejana en una jugada sin aparente peligro hasta que el balón le llegó a los pies.
El paso de los minutos esta vez no fue satisfactorio para un Valladolid que apenas apretó en el tramo final. De hecho, estuvo mucho más cerca el 3-1 que el 2-2. El que llegue, si es que llega, tendrá mucho trabajo en el equipo blanquivioleta.