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Real Betis
El Real Betis tiene la posibilidad este domingo de certificar de forma matemática su clasificación para la Europa League con un triunfo en el Ramón Sánchez Pizjuán ante un Sevilla FC que llegará exhausto tras el tremendo esfuerzo de este jueves pero con la moral por las nubes después de lograr su clasificación para la séptima final de la Europa League de su historia, después de haber ganado las seis anteriores.
El Real Betis, tras los dos recientes triunfos ante dos rivales directos como Athletic y Rayo, ha logrado enderezar la buena línea de juego y resultados que llevaba desde que comenzó la temporada y se quebró a finales de febrero tras la lesión de Fekir -dos triunfos en once partidos, hasta que llegó mayo- y actualmente tiene prácticamente amarrada su presencia en competiciones europeas de la próxima temporada. La IA de Besoccer le da un 99% de probabilidades de repetir en Europa, un 3% de jugar la Champions -que serían muchas más si el Barça acaba siendo excluido-, 95% de Europa League -que tiene prácticamente en el bolsillo-, 1% de Conference y 1% de quedarse fuera de Europa.
Con todos los avatares sufridos en forma de lesiones, expulsiones, arbitrajes y las dificultades financieras que arrastra y le impidieron inscribir a varios jugadores en las primeras jornadas, repetir clasificación europea sería todo un éxito para los verdiblancos, que además este domingo también tienen la opción de sentenciar la liga particular a su favor frente al Sevilla FC, que domina esta faceta de manera apabullante en las últimas temporadas, solo rota por el Betis en la primera campaña de Quique Setién.
El derbi ha pasado a un segundo plano para el Sevilla FC tras su clasificación para la final del 31 de mayo en Budapest, pues un triunfo ante la Roma de Mourinho -que fue segunda, tras el Betis, en la fase de grupos del torneo- le daría su séptima Europa League, la clasificación directa para la fase de grupos de la Champions como cabeza de serie -de momento junto a Barcelona y Napoli- y el acceso a la final de la Supercopa de Europa ante el ganador de la final de la Champions entre Manchester City e Inter de Milán. Casi nada.
El Sevilla FC, según la IA, solo tiene un 1% de de probabilidades de jugar la Europa League, vía Liga, la próxima campaña, un 24% de acceder a la Conference -casi todas pasan por ganar el derbi del domingo al Real Betis- y un 75% de quedarse fuera de Europa, lo que supondría un durísimo revés para su maltrecha economía, aunque en Budapest tiene ahora un magnífico comodín.
Ya hay quien se apresura a calificar la temporada del Sevilla FC como un éxito mayúsculo por el hecho de que se haya metido en la final de la Europa League, un gran logro, sin duda, pero por el momento el único al que se le puede dar sobresaliente ‘cum laude’ es a José Luis Mendilibar, que cogió al equipo al borde del descenso hace dos meses, el pasado domingo lo salvó de manera matemática y ahora lo tiene en la final de su torneo favorito, a las puertas de la gloria de nuevo.
En el Sevilla FC se han hecho muchas cosas mal esta temporada, el equipo nunca ha superado la décima plaza en LaLiga -podría hacerlo este domingo si gana el derbi-, hasta la llegada de Mendilibar fue incapaz de ganar uno de los quince partidos jugados contra los once primeros clasificados y ha estado más de media temporada merodeando el descenso con el cuarto mayor presupuesto y limite salarial del Campeonato.
La gestión de Castro, Del Nido jr y Monchi el pasado verano fue nefasta, aunque se enderezó bastante con los fichajes de Ocampos, Badé, Bryan Gil y Pape Gueye en invierno y, sobre todo, con la llegada de José Luis Mendilibar hace un par de meses, un técnico al que antes de debutar ya buscaban sustituto para la próxima temporada, según filtraba el periodismo afín a los mandatarios sevillistas de esta ciudad.
Con el pase a la final de la Europa League el Sevilla FC tiene hora un 50% de probabilidades de ganarla -las mismas que la Roma de Mourinho, que ha ganado las cinco finales europeas que ha disputado- y jugar la Champions la próxima temporada, lo que sin duda sería un éxito mayúsculo de todos los estamentos del club, tras tres cuartos de Liga desastrosos y una fase de grupos muy mala en la máxima competición continental. Perder la final de Budapest y quedar fuera de Europa sería un fracaso sin paliativos, pues lo de esta temporada no admite término medio -es de puerta grande o enfermería-, aunque aún hay posibilidades reales de acceder a la Conference League vía Liga -la Europa League está casi imposible-, lo que permitiría salvar la temporada, independientemente de lo que ocurra en la final. Para ello se antoja indispensable ganar el derbi del domingo, donde, aunque parezca que no, el Sevilla FC pone muchísimo en juego, ante un Real Betis que tiene la plaza de Europa League bastante amarrada pero también necesita el triunfo para poder asaltar una quinta plaza que, al final, también podría valer para ir a la Champions.
Aún queda mucha tela que cortar en las escasas pero intensas tres semanas que quedan de campeonato. El éxito sonado o el fracaso penden de un hilo, en especial en el caso de los sevillistas, que han dejado todos los deberes para el final, pues los béticos ya tienen mucho trabajo adelantado, anque este año no podrán saborar la gloria de un título, como el pasado. Y el vecino, sí. Es un 'all-in' de manual.